Hace ya más de veinte años que publiqué, por primera vez, en aquél tiempo en la revista Ser Padres Hoy, un artículo sobre la endometriosis, la enfermedad oculta, la enfermedad enigmática, la enfermedad ignorada, que afecta hoy probablemente a más de un millón de Argentinas.
¿Qué progresos hubo en todo este tiempo? Desde nuestro sector, el de los profesionales preocupados y ocupados por esta enfermedad, muchos. Mejor conocimiento de la biología de la endometriosis, de su diagnóstico clínico, de los métodos imagenológicos auxiliares (resonancia nuclear magnética), de su tratamiento quirúrgico (cirugías más amplias y agresivas, extirpando la enfermedad visible y la oculta muchas veces también), de su tratamiento médico (nuevas opciones de tratamiento hormonal, etc.), y mejores resultados en los tratamientos por la infertilidad asociada a la endometriosis.
Pero, lamentablemente, desde el otro sector, el público general, el político, el de la autoridad sanitaria, y el de los ginecólogos en general, muy pocos, insignificantes.
La endometriosis continúa siendo ignorada por la mayoría de las personas, lo que podría comprenderse por la falta de difusión de la existencia de la misma por parte de las autoridades sanitarias y los medios. Sin embargo, este no es el nudo de la cuestión. El problema más grave lo constituye el hecho de que es negada por los especialistas en ginecología, a pesar de que es una «bolilla» en la materia «ginecología», de curso obligatorio en todas las facultades de medicina del país. Yo estudié sobre la endometriosis cuando cursé ginecología en el Htal. Rivadavia en el año 1971. Claro, en ese hospital hubo, y hay, profesionales concientizados acerca de la existencia de la endometriosis.
El dolor menstrual es para muchos colegas, algo normal, inherente a la condición femenina. Se lo ignora, cuando debe quedar claro de que NUNCA ES NORMAL QUE DUELA LA MENSTRUACIÓN, más allá de algunos cólicos leves que pueden calmarse con ibuprofeno o antiespasmódicos.
Tampoco es normal tener dolor profundo en el bajo abdomen durante una relación sexual, independientemente de la postura, la duración o la energía con la que se practique el coito.
Y, menos aún, no lograr rápidamente el embarazo cuando, además, se presenta dolor pelviano, dolor menstrual y/o dolor en las relaciones sexuales. Los dos síntomas característicos de la endometriosis son el dolor (de tipo antes referido) y la dificultad para lograr el embarazo.
Ocurre que si se trata la endometriosis a los veinte y tantos años de edad, cuando el síntoma es el dolor, en la mayoría de los casos se evita que se presente, más allá de los treinta, la infertilidad. Es claro: si se piensa en endometriosis, si se la diagnostica y la trata oportunamente, no genera infertilidad. Cuando se la deja progresar, a su libre albedrío, el daño al aparato reproductor tarde o temprano ocurrirá.
El mes de Marzo, que es el mes de la Mujer (¡Y el mes de mi cumpleaños, lo que lo hace aún más trascendente!), se ha establecido, además, como el mes de la Endometriosis a nivel mundial. Antes, se reclamaba por esta enfermedad el 8 de marzo, Dia de la Mujer, pero luego se decidió postergar hasta el tercer sábado de marzo (el día 19 este año), para no superponerse con una fecha en la que se reclama por otras enfermedades, sociales, como el abuso y la violencia famliar, la trata de personas, y el femicidio.
En más de 50 ciudades, a lo largo y ancho de todo el mundo, se llevan a cabo marchas dentro de lo que ambiciosamente se denomina la «One Millon Women March on Endometriosis». Originada en los E.E.U.U., este año 2016 se llevará a cabo, también en Buenos Aires, la tercera edición de la marcha. En nuestro caso, y al igual que en el 2015, tendrá lugar a las 10 de la mañana en el playón del parque «El Rosedal», en Palermo, sobre la intersección de la Av. Figueroa Alcorta con la Av. Sarmiento.
¿Qué se busca, que se espera, de estas marchas? Que cada año, más y más personas de la población general, colegas médicos, autoridades de salud, políticos y gobernantes tomen conciencia de su existencia, de su condición de enfermedad crónica, discapacitante. Simplemente, contar a todos el sufrimiento de quienes la padecen, reclamar por leyes que faciliten su diagnóstico temprano reconociendo centros de experiencia a nivel público y privado, y la provisión gratuita de los costosos medicamentos, como ocurre – por ejemplo – en el caso de la diabetes.
Fertilab es una institución privada pionera en el diagnóstico y tratamiento de la endometriosis, tanto en sus etapas tempranas, cuando lo que prima es el dolor; como cuando, lamentablemente, la misma es causa de infertilidad.
Edgardo D. Rolla
Area de Docencia e Investigación
Fertilab
Director de Docencia e Investigación
Sociedad Argentina de Endometriosis
Ambasssador
World Endometriosis Society